Cuando algo ya ha terminado y se ha distanciado en el tiempo, la fotografía permanece para conservarlo eternamente. La palabra escrita es inifinitamente menos capaz de lograrlo. Escribir implica automáticamente una interpretación y las representaciones ejecutadas por manos humanas padecen el mismo defecto. Las fotografías poseen una gran similitud con una realidad en miniatura al alcance de todos. A pesar de que la fotografía es un objeto bidimensional, de que puede exagerarse o miniaturizarse, de que transforma el color en tonalidades de grises, de que es manipulada y retocada, seguimos creyendo que es una parcela no adulterada de la realidad. La realidad, despojada de su dimensión temporal, adquiere un estatus de inmortalidad. Otra ventaja de la fotografía es que , en comparación con otras representaciones, casi no pierde su caracter original en el proceso de reproducción.(Johann Swinnen)
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