Del otro lado del mundo es verano y como siempre sucede, cierto
periodismo nos muestra y nos vende la "felicidad". Los príncipes
holandeses y su prole en un acto aparentemente íntimo disfrutan
de la playa. La realidad es mucho menos glamorosa, estamos en
presencia de un montaje, para el consumo único y exclusivo del
"pueblo".
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