sábado, 2 de agosto de 2008

Incontestable relación con la realidad

Hay que esperar que pase este tsunami de euforia, en la fotografía de arte, para ver quien murió y quien quedo vivo. Un poco impulsados por las galerías de arte y por los curadores, muchos artistas plásticos se han acercado a la fotografía para expresar lo que habitualmente expresaban a través de la pintura. Y han aparecido decenas de “fotógrafos” que yo no conocía. Este fenómeno le ha dado a la fotografía contemporánea una nueva impronta. Si lo pensamos como una oportunidad para que la fotografía conquiste nuevos campos, nuevas miradas y adquiera un nuevo impulso, deberíamos reconocer su influencia positiva. Sin embargo, me parece negativo que para ser aceptada en los espacios de arte la fotografía deba alejarse cada vez mas de lo que es su naturaleza intrínseca: su incontestable relación con la realidad. Porque no hay fotografía sin algo que este delante del lente. Es esta una práctica que esta ligada a la realidad desde su base y ese es su costado más moderno, más revolucionario. Siempre he entendido a la fotografía como una ventana al mundo y cuando se pretende desvincularla de el se vuelve, para mi gusto, manierista. Así, la aparente modernidad de gran parte de la fotografía “contemporánea”, esconde muchas veces un lenguaje tremendamente romántico y antiguo: la primacía del aspecto plástico y conceptual, sobre los contenidos gana las galerías de un país que tiene aun una enorme deuda con la comprensión de su propia realidad. Por otra parte, ¿Por qué utilizar un medio técnico atado a la realidad circundante para hacer algo que sin duda puede hacerse mejor desde un caballete, con imaginación y a solas? Como producto de esta ebullición aparecen cosas de mucho valor y otras que no tienen valor en absoluto y, lo que es peor, son comentadas por curadores y críticos que saben muy poco de la historia de la fotografía. Este es un panorama preocupante en la medida en que terminan por legitimarse cosas sin ningún valor artístico, solo por estar expuestas en algunos lugares de importancia. Las fotos hay que mostrarlas y es el público quien tiene que juzgarlas. Lo demás, las explicaciones acerca de lo que muchas veces nadie puede ver en una fotografía, solo buscan condicionar la libertad de los artistas y de ese publico, imponiendo modas. (Marcos Zimmermann)

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